Agujero en Tacoma – 1973

«En 1973, James Johnson vio a su perro olfatear un pequeño agujero en el patio trasero de su nueva casa. Johnson miró el agujero, que sospechaba que era un topo o un túnel de tuzas. Le introdujo una “serpiente de fontanería”, pero nunca llegó al fondo. Intrigado, llamó al city of Tacoma, que investigó. Para entonces, la abertura se había ensanchado un metro. Johnson y los ingenieros descubrieron que la parte superior estaba revestida de ladrillo. Los ingenieros dijeron que era un viejo pozo de la comunidad y que tenía unos 9 metros de profundidad. Le recomendaron que Johnson lo rellenará con grava, obra que él tendría que financiar.

Esto fue en los días antes de que existieran muchas leyes ambientales en los Estados Unidos. En lugar de gastar mucho dinero en grava, Johnson compró más de ciento sesenta neumáticos y los tiró al orificio. Cubrió el agujero con un tablón e intentó olvidar el incidente, hasta que un año y medio más tarde, cuando quiso construir un porche que cubriera el viejo agujero.

Johnson retiro la tabla y encontró que los neumáticos, que habían estado en la parte superior, se habían hundido, ya no se observaban. Desconcertado, empezó a preguntar a los vecinos sobre el agujero. Según algunos, había existido al menos desde 1920, momento en el que los propietarios habían tratado de rellenarlo como lo hizo Johnson. En lugar de neumáticos, habían usado piedras y basura del hogar. Tal vez hubo una acumulación de gas metano de la basura en descomposición, o alguna otra fuerza en el agujero se disgustó. Por la razón que fuera, hubo una explosión, y gran parte del relleno fue escupido del abismo.

Había muchas teorías sobre los orígenes del agujero. Una persona sugirió que era un túnel excavado para ayudar a transportar trabajadores chinos ilegales desde el Puerto de Tacoma a la ciudad. Debido a su antigüedad, algunas personas especularon que había sido excavado por nativos americanos locales. Algunos pensaron que había un tesoro en el fondo o (nuestra explicación favorita) que Pie Grande cavó el agujero.

Los espeleólogos locales escucharon sobre el agujero que “engulle neumáticos” y pidieron autorización a Johnson para investigar. Montaron un mecanismo de polea y gancho y sacaron todos los neumáticos, así como un bloque de hormigón de unas dieciocho pulgadas cuadradas, y luego bajó uno de sus miembros al interior del agujero. Algunos de los habitantes de hace mucho tiempo habían sugerido que había algún ser o fuerza invisible dentro del agujero que había agarrado a la gente o cosas que habían caído en el interior, pero después de varios minutos los espeleólogos sacaron a su voluntario a salvo.

Informó que el agujero se ensanchó hasta casi tres metros por debajo del enladrillado y tenía más de tres metros de profundidad. Había varios centímetros de agua en el fondo, lo que apoyaba la opinión de que en el pasado el agujero había sido un pozo. Los espeleólogos tomaron un palo y lo introdujeron al fondo con la esperanza de golpear el lecho de roca sólida, pero atravesó varios pies de lodo sin detenerse.

Los ingenieros de la ciudad sugirieron que los neumáticos se habían asentado en el fondo arenoso del agujero. Algo que los ingenieros no explicaron fue la presencia de varias rocas con forma de huevo que los espeleólogos encontraron en el fondo del agujero. Finalmente, Johnson se cansó de la atención de los medios de comunicación. Rellenó el agujero con grava y arena, lo tapó, y construyó una cubierta sobre todo el asunto».

REFERENCIA: Weird Washington, 2008.
https://cutt.ly/7e5c5yg

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